Algo que era sagrado dejó de serlo en el Vaticano. El mes de agosto ha sido, tradicionalmente, el mes de vacaciones de los papas y la villa de Castel Gandolfo, el lugar indicado. Pero no lo ha sido este agosto particular, el primero de Jorge Bergoglio, el papa Francisco, en el Vaticano.
Una agenda hacia afuera y hacia adentro de la ciudad estado lo han impedido. Y si bien Francisco visitó la villa y se reunió con su antecesor, el "papa emérito" Benedicto XVI, no hubo descanso posible.
Tras las Jornada Mundial de la Juventud en Brasil, el papa no ha frenado su agenda de audiencias. Algunas, altisonantes y otras, llenas de una sencillez que promete contagiar su estilo a la Iglesia que conduce. Por ejemplo, sus ya célebres llamadas telefónicas a personas que le han enviado cartas o de cuyas desgracias se entera por la medio de la prensa.
Pero su principal actividad no es esa, aunque sí, la que más trasciende públicamente e impacta. Inició los cambios en el "Banco Vaticano", el IOR y puso sus cuentas disponibles en Internet. Lo que resta por decidir en los próximos días es quién sucederá a Tarcisio Bertone en el cargo de Secretario de Estado Vaticano. Esa negociación está pendiente, mientras suma esfuerzos contra la violencia, primero, en Egipto, en donde las iglesias cristianas coptas fueron incendiadas y ahora en Siria, el germen de un conflicto mundial.
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