El periodista acreditado en el Vaticano, autor del libro "¡Quiero lío!", en diálogo con el editor general del diario MDZ. Su mirada sobre la Santa Sede.
Francisco. Hablando con ellos pude descubrir que las cualidades que hacen de él un personaje excepcional las fue cultivando en Argentina desde hace muchos años, pero que su elección al papado las potenció de manera sorprendente. Podemos decir que Francisco es una versión "mejorada" de Bergoglio.
Si alguien podia captar rápida y certeramente quién es, quién era y quién será Jorge Bergoglio, el papa Francisco, esa persona tenía que ser un periodista que habitualmente camina en la búsqueda de desatar los nudos informativos de la curia por los pasillos del Vaticano. Pero las coincidencias no podían ser más oportunas para el platense Andrés Beltramo Álvarez. Periodista del Vatican Insider de La Stampa de Turín, acreditado de la agencia mexicana Notimex en la Ciudad del Vaticano, que es tan argentino como Bergoglio y probablemente conocedor de las intrigas tanto como Francisco.
A Beltramo Álvarez le tocó ser el único periodista de habla hispana presente cuando se comunicó la renuncia al papado de Benedicto XVI. Ese hecho, del que fue un testigo privilegiado, motivó su libro "De Benedicto a Francisco. Los 30 días que cambiaron a la Iglesia" (2013). Su blog "Sacro&Profano" es visitado por miles a diario en E-Consulta de México eInfoCatólica de España. "¡Quiero lío!" es su último libro y ya nos imaginamos de quién y de qué habla, motivado por la consigna del pontífice argentino lanzada en el Encuentro de la Juventid de Rio de Janeiro.
Imagino que te habrán preguntado mil veces cómo viviste la elección de Bergoglio como papa, siendo argentino. Bueno, te lo pregunto una vez más.
- Justamente en el capítulo 2 del libro "¡Quiero lío!" cuento cómo viví la elección del Papa Francisco. La recibí con un enorme estupor, como -creo- prácticamente todos los argentinos. Fue un verdadera sorpresa. Quienes estuvimos en el Vaticano el mismo día de la elección, así lo percibimos. Una sorpresa increíble. Que personalidades tan ilustres como los cardenales hayan puesto la mirada en uno de nosotros, es la prueba más tangible que los argentinos podemos aportar muchas cosas buenas a la humanidad.
Tus crónicas y columnas son muy seguidas porque manejás información de primera mano. ¿Sos un hombre de la Iglesia o un periodista metido en la Iglesia?
- Soy católico, pero hasta mi llegada a Roma para cubrir el Vaticano y las actividades del Papa (hace ocho años) nunca antes me había especializado en periodismo religioso. Cuando me enfrenté con el reto de este trabajo, creí conveniente aplicar los criterios simples del periodismo: buscar la verdad y escribir las noticias sin dejar que ninguna convicción personal se transforme en un obstáculo para hacerlo. No creo en el "periodismo católico" como, tampoco, creo que exista el "periodismo judío", el "periodismo musulmán". El periodismo no debería tener adjetivos. Sin importar los temas a los cuales uno se dedica, la clave de todo es la búsqueda honesta de la verdad.
Te movés con facilidad en un territorio extraño para el común de la gente. Idealizado por unos, tenebroso para otros. ¿Es difícil obtener noticias en el mundo Vaticano?
- Es tan difícil como en cualquier otra estructura de poder. A final de cuentas la Santa Sede es el "gobierno central" de la Iglesia. Lo que aquí se decide tiene impacto sobre millones de personas alrededor del mundo. Es un gobierno espiritual, pero formado por esctructuras humanas. Para comprender mejor los acontecimientos y descubrir las noticias se requiere hablar con los protagonistas, interrogar, cuestionar e investigar. Todo esto requiere paciencia y estudio, tiene su grado de dificultad.
¿Se trabaja mejor con unos papas y peor bajo otros papados?
- Me ha tocado los pontificados de Benedicto XVI y Francisco. No he visto cambios definitivos en el trabajo de la prensa entre uno y otro papado. Francisco, por sus características personales, genera mucho más cúmulo de información y hace el trabajo un poco más pesado.
¿Conocías a Bergoglio antes de ser Francisco?
- Lo conocí hace algunos años en una misa en la Iglesia Nacional Argentina de Roma. Lo saludé brevemente con mi esposa que estaba entonces embarazada. Él bendijo a mi hija María Teresa en la panza. Fue un encuentro breve, pero de él no surgió una amistad.
- No estoy seguro que Bergoglio nunca haya pedido "hagan lío" antes de ser Papa. Aunque no haya usado esa frase concretamente, si uno lee o ve discursos de él como cardenal dirigidos a los jóvenes, encontrará la misma idea de fondo, expresada quizás con otras palabras. Siempre llamaba, con fuerza, a no "instalarse" en la mediocridad, a no dejarse engañar por los "mercaderes de muerte", a no quedarse de brazos cruzados y a salir.
Supe que anduviste por Argentina dando vueltas con tu nuevo libro. ¿Tuviste oportunidad de indagar más a fondo sobre cómo se “construyó”, digamos, este papa Francisco?
- La investigación está en el libro, compuesta por más de 50 entrevistas con cardenales, obispos, sacerdotes, amigos, antiguos y nuevos colaboradores del Papa. Cada uno de ellos fue aportando una pieza de ese rompecabezas llamado
Ahora, tu lectura: ¿cómo un hombre que había pasado en gran medida desapercibido para los argentinos, de repente resulta ser un líder mundial que genera entre tres y cinco noticias (perdón por lo práctico de la observación, pero es así) por día?
- El éxito mediático del papa Francisco se explica por una conjunción de factores. Su elección sorprendió porque los cardenales decidieron llamar a alguien que estuviese fuera de las dinámicas de poder de la Curia Romana que llevaron a la renuncia de Benedicto XVI. Esto generó una poderosa percepción de cambio. Esa idea fue reforzada por la forma de ser del mismo pontífice, que con su libertad espiritual y su capacidad de conducción se convirtió en un imán casi irresistible para la prensa. Todo eso creó una imagen de alto valor positivo, que va más allá de la voluntad del mismo papa. Esto sumado a su discurso y sus gestos, que lo han convertido en una figura de enorme impacto global.
¿Tenés en claro eso de lo que tanto se habla y que tiene que ver con sectores que lo quieren, otros que lo odian y otros que lo aguantan dentro de la Iglesia? ¿Es así en el Vaticano?
- En el libro también abordamos ese tema. Tanto en las estructuras vaticanas como en la Iglesia, e incluso fuera, el Papa está ganándose detractores. Y no podía ser de otra manera, si se considera su vocación reformadora y la dureza de su mensaje. Toda reforma incluye un cambio de los ejes de poder, quienes lo pierden es claro que no estarán de acuerdo. Y las denuncias que el pontífice hace no pueden pasar desapercibidas para los artífices de las injusticias y las inequidades que él mismo señala. Todo esto es caldo de cultivo para una oposición más o menos evidente, pero sin dudas persistente.
- El papa fue elegido no por su nacionalidad, sino por sus cualidades personales y su capacidad de representar el cambio. En este caso su "latinoamericanidad" aseguraba que era un cardenal no mezclado con el centro del poder, donde se habían gestado diversos escándalos en torno al pontificado de Benedicto XVI. Como obispo de Roma él ha aportado una visión fresca, traída al centro de la cristiandad por alguien que viene de las periferias, donde el mundo se ve distinto.
En perspectiva, ¿está claro por qué renunció Benedicto XVI?
- El papa dijo claramente los motivos de su renuncia. Ya no tenía las fuerzas físicas y espirituales para seguir enfrentando su labor. Los hechos le han dado la razón y le han dado sentido a sus palabras. No por casualidad Francisco comenzó su papado proponiendo una reforma "cultural" en la Iglesia, indicando la necesidad de una mayor coherencia de los católicos (jerarquía y fieles); y además emprendió una difícil reforma a las estructuras de la Santa Sede. Dos acciones que le han consumido enormes energías pero que eran urgentes. Esas energías no las tenía ya Joseph Ratzinger y él se dio cuenta de ello. Por eso renunció, para permitir la llegada de quien tuviese la firmeza y la claridad de proponer cambios de fondo.
Como diríamos en la Argentina, ¿le dejó una papa caliente al sucesor, y resultó ser argentino?
- Por supuesto que Benedicto XVI heredó una "papa caliente". Se daba cuenta de los cambios que era necesario emprender y tenía consciencia de los difícil que sería llevarlos a cabo, pero no tenía las fuerzas para ello. Entonces decidió forzar una transición, sabiendo que iba a ser muy criticado por ello. A la luz de los acontecimientos no sería equivocado pensar en su renuncia como una jugada maestra, propia de los grandes hombres de la historia.
¿Ves a Francisco a la altura de todas las circunstancias? Tiene toda la agenda interna y externa de la Iglesia y el Estado Vaticano en sus manos.
- Jorge Mario Bergoglio es un verdadero "animal político". Lo digo con sumo respeto. Los movimientos que ha realizado en el primer año de su pontificado demuestran que para nada es un improvisado. Es un líder intuitivo que conoce profundamente el fino arte de la conducción. Esto le ha permitido cambiar el eje de poder del Vaticano y llevar a la Curia Romana a una situación en la cuál él tenga el control. No le ha sido fácil y ha cometido errores, pero los ha sabido subsanar dejándose ayudar y consultando. Claro que en la Curia Romana permanecen varios sectores que buscan encontrar las grietas para mantener sus históricos espacios de poder. Estos le han generado más de un dolor de cabeza.
¿Creés que Francisco es quien lidera o está bien apuntalado por algunos referentes? ¿Cuáles?
- Su liderazgo es firme y las iniciativas que él se ha propuesto las ha podido concretar según su propia forma de pensar. Claro que en su entorno se han posicionado personalidades de peso, como el cardenal Hondureño Óscar Rodríguez Maradiaga, o los italianos Lorenzo Baldisseri y Beneamino Stella. Además del "C-8", el consejo de purpurados que le ayuda en el gobierno de la Iglesia.
- También tiene adversarios. Ya los tenía desde su tiempo como arzobispo en Argentina. A la mayoría de ellos los ha tratado con extrema fineza, eso demuestra su inteligencia: prefiere tenerlos cerca pero "neutralizados" a quitarlos y convertirlos en "minas vagantes". Entre los cardenales varios se han arrepentido de haberlo elegido y otros se quejan que lo suyo es "populismo pontificio".
¿Francisco cambiará la Iglesia o solo su fachada? Hay que recordar que somos el país del “lo atamos con alambre” y Bergoglio es tan argentino como cualquier otro, en definitiva.
- Sinceramente no creo que él considere que "cambiar a la Iglesia" sea su misión. Me da la impresión que su pensamiento es más complejo. Él se siente con una vocación reformadora, pero para que la Iglesia sea mucho más congruente con sí misma, con el mensaje evangélico. Él está abriendo discusiones y debates que, quizás, no lleven a decisiones concretas durante su papado, pero que seguramente marcarán el camino de la cristiandad en los próximos 50 años.
Me gustaría conocer tu predicción, si se quiere, sobre el futuro del papado de Francisco. ¿Imaginás cómo será recordado?
- No es difícil intuir que él será recordado como un hombre excepcional, tan o más grande que Juan Pablo II. El acto de invocación por la paz que encabezó con judíos y palestinos en el Vaticano hace apenas unos días lo consagró como uno de los líderes con más peso a nivel global, o tal vez el que más. Lo digo sin temor a equivocarme. Esto lo puso en la segura senda del premio Nobel de la Paz. Es más, el Nobel podría reivindicarse ante el mundo si elige al papa Francisco, luego del fiasco de haber reconocido al presidente de Estados Unidos, Barack Obama.
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Nota original en: http://www.mdzol.com/nota/539575
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