Su visita a Asia pone en la agenda del Vaticano insistir con atravesar la coraza asiática, como lo vienen haciendo los jesuitas desde hace siglos.
Jorge Bergoglio, el papa Francisco, no tiene en su agenda visitar México.Mucho se ha dicho al respecto pero su prioridad personal pasa por Asia: hacia allí se dirigirá el jueves en la primera de por lo menos dos viajes ya listos.
Está preocupado por la situación de los migrantes que van desde Centroamérica a Estados Unidos y ha elegido a sus mejores espadas para trabajar en torno al tema, nada menos que al secretario de Estado, Pietro Parolin y otro argentino, el canciller de la Pontificia Academia de Ciencias Sociales, Marcelo Sánchez Sorondo.
Pero si hay una cara del planeta que obsesiona a Francisco, como lo hizo antes con otros jesuitas, algunos de ellos ya “santos”, es el continente asiático.“No pudiendo todavía avanzar en China, Su Santidad llegará a los cristianos de ese país desde la periferia”, confirmó un allegado al papa Francisco en el Vaticano.
Para iniciar su periplo, el que lo desvela y para el que trata de no derrochar fuerzas en otras actividades, primero visitará Corea del Sur y en enero, Sri Lanka y Filipinas.
Pero no se trata de un desafío “conquistador” o megalómano. De hecho, en Corea del Sur más del 10 por ciento de su población, unos 5,5 millones de personas, son católicos no por obra de algún “misionero” sino por “curiosidad”, decisión propia y masificación del culto, digamos, por generación espontánea y contagiosa.
Los jesuitas y Asia
La Compañía de Jesús, la mayor orden religiosa católica romana, de la que proviene Jorge Mario Bergoglio, llegaron a China en los últimos años del siglo XVI.Francisco Javier, Matteo Ricci, entre otros, son reconocidos como los pioneros en llevar la imagen de la cruz para su veneración al “continente amarillo”. Pero también hay un héroe local, el chino Xu Guangqi, quien -señala la historia- tuvo gran amistad con Matteo Ricci.
De hecho, organizados en “provincias” y “asistencias”, tienen dos de estas últimas allí: una para Asia Meridional y otra para la Oriental.
Según lo publicado por la propia Compañía de Jesús, la Asistencia de Asia Oriental se constituyó el 13 de mayo de 1962 y está formada por 5 Provincias: Australia, China,Indonesia, Japón y las Filipinas; 2 Regiones independientes: Corea y Vietnam, y 5 Regiones dependientes: Macao-Hong-Kong, Taiwan, Malasia-Singapur, Micronesia, Tailandia y Myanmar.
Apostólicamente, la Asistencia de Asia Oriental está comprometida en la educación con 27 Colegios de primaria y secundaria que acogen a 26.109 estudiantes con el trabajo de 162 jesuitas, 4 Escuelas Técnicas con 2.752 alumnos y 15 jesuitas dedicados, 20 Universidades con un total de total 67.378 alumnos y 275 jesuitas, y 7 Seminarios con 686 candidatos al sacerdocio atendidos por 37 jesuitas formadores.
Hay también 39 Centros Sociales en los que trabajan 72 jesuitas. Para el trabajo pastoral hay 121 iglesias y parroquias servidas por 212 jesuitas, 20 Casas de Ejercicios con 46 jesuitas y 8 Centros de Espiritualidad en los que trabajan 16 jesuitas.
Japón, la primera intención de Bergoglio
Según escribió Lucio Brunelli, director de la TV de la Conferencia Episcopal Italiana en el suplemento vaticano de La Stampa, el Vatican Insider, Bergoglio, no bien comenzó su vida religiosa, quiso cumplir el desafío típico de los jesuitas de llegar con el mensaje a Asia, pero con destino en Japón.
Se lo impidió -contó Brunelli- la infección que le hizo perder un pulmón.
El país que pisará el jueves 13 de agosto será el epicentro de su encuentro con los jóvenes, la otra gran apuesta del pontífice argentino. Hasta allí llegarán como enviados, pero a la vez, como mensajeros, miles de adolescentes desde 23 países asiáticos.
En 1989 llegó hasta Seul Juan Pablo II, que también visitó Timor Oriental y Mauricio. Cinco años antes había ido también a Corea del Sur y sumado a Papúa Nueva Guinea, Islas Salomón y Tailandia. Francisco beatificará a Paul Yun Ji-Chung y a 123 compañeros martirizados y asesinados en 1791, considerados los fundadores de la primera comunidad católica en Corea.
China está en su mente y trabaja -aseguran a su alrededor- a contratiempo por lograr romper la coraza que le ha impedido a la iglesia católica penetrar en profundidad en ese continente y que le ha dado muchas desgracias y mártires debido al rechazo que generó, principalmente en Pekín.
El papa es consciente de su edad y aunque se le señala que está abriendo numerosos frentes (internos al discutir cuestiones profundas de la iglesia; administrativas al abrir al control total el Banco Vaticano; internacional al inmiscuirse en el reclamo de finalización de conflictos bélicos) su tozudez radica en que prefiere dejar el camino abierto y bien trazado, para que sea continuado, en caso de que él no logre completar la tarea.
En la iglesia, se dice, una vez que un papa abre una brecha es muy difícil que el que sigue la cierre con facilidad, ya que el poder se ejerce -aunque con contratiempos y resistencias- en forma absolutamente vertical. El papa es, para los católicos, “el representante de Dios en la Tierra”, como lo eran los monarcas absolutos en el pasado.
Bergoglio, le aseguró este lunes al cardenal Fernando Filoni, su enviado a Irak ante la masacre de cristianos a manos de los yihadistas, que él mismo “hubiera querido estar allí”. Y, además de resultar creíble, lo confirman en su entorno: “Asia lo conmueve particularmente”, dicen y es posible que tenga que ver con la indefensión casi absoluta en la que se desenvuelven los cristianos y, entre ellos, los católicos, en la región.
“Lío”, pero con ojos asiáticos
“¡Juventud de Asia, levántate!”, dijo el papa Francisco antes de viajar a Corea del Sur. Allí reafirmó uno de los ejes de su papado: “el semillero” de los futuros católicos, la reivindicación luego de los cuestionamientos al maltrato de muchos de sus sacerdotes a los niños del mundo: “Los jóvenes son portadores de esperanza y energía para el futuro; pero también son las víctimas de la crisis moral y espiritual de nuestro tiempo”, dijo en un video difundido por la emisora KBS (Korean Broadcasting System).
En clave asiática, repetirá el “¡Hagan lío!” que pronunció, todavía con la conmoción de su reciente elección, en la Jornada Mundial de la Juventud, en Río de Janeiro, pidiéndole a los más jóvenes que se hagan cargo de actualizar la iglesia y a los curas, que salgan de ellas para conocer la realidad que los rodea.
El papa comienza a cumplir sus sueños más personales. Si su “plan” resulte, muy probablemente termine siendo recordado no sólo por combatir la corrupción interna del Vaticano, sino por sobrevivirle y expandir el mensaje de su credo a la otra mitad del mundo.
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Publicado por MDZ: http://www.mdzol.com/nota/550844
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