El cura Carlos Urrutigoity, cuestionado por presuntos casos de abusos, se defendió y atacó a Bergoglio. Definió qué debería hacer el papa.
Carlos Urrutigoity es un cura argentino, nacido en Mendoza, que representa la piedra en el zapato de la curia paraguaya. Llegó a Ciudad del Este y de inmediato el obispo, Rogelio Livieres, lo nombró vicario general. Algunos señalaron que lo estaba “protegiendo”, ya que venía de una andanada de denuncias en su contra por “abuso sexual” contra menores de edad en Estados Unidos que, inclusive, le habían llevado a pagar una multa de unos 500 mil dólares como acuerdo en un extendido y publicitado juicio. Ahora el acusado salió a hablar y cuestionó el supuesto “aire fresco” del papa Francisco enla Iglesia”.
Su sola presencia despertó el escándalo entre dos obispos. Las críticas del arzobispo de Asunción, Pastor Cuquejo, por la presencia del argentino en la diócesis limítrofe desató que Livieres lo tratara abiertamente en la prensa de “homosexual” y, por ello, pedirle su alejamiento.
La crisis llegó hasta un punto tal que el Vaticano decidió enviar una “visita apostólica” a Ciudad del Este, lo que significa ni más ni menos que una intervención. Hasta allí llegaron el cardenal español Santos Abril y Castelló, encargado de la basílica romana Santa Maríala Mayor, y el uruguayo Milton Luis Tróccoli Cebélio,obispo de Montevideo y rector del seminario Interdiocesano Cristo Rey.
Junto con ello, el nuncio en Paraguay (embajador del Vaticano) Eliseo Ariotti, le surgirió a Urrutigoity que renunciara al cargo de vicario general, el segundo puesto después del obispo Livieres. El argentino acató. “Acepté el cargo cuando no lo creía conveniente porque un sacerdote es un hombre obediente. Lo dejé porque ya casi no lo ejercía, ocupado de los asuntos económicos”, declaró el mendocino cuestionado.
Las denuncias. Contra Urrutigoity pesan duras denuncias, según lo ha señalado la prensa internacional en varias oportunidades.
En medio de la pelea aclesiástica que vive Paraguay hizo un fuerte eco lo publicado en EEUU por la cadena NBC. Fue, en realidad, quien destapó la presencia del sacerdote mendocino que le sirvió al arzobispo de Asunción como emblema para su pelea contra el obispo de Ciudad del Este. “Sacerdote acusado de abuso en EEUU se pone de pie de nuevo en Paraguay” tituló, con la firma del periodista Will Carless.
El autor de la nota sostuvo que el mismo “que dará un sermón ante cientos de fieles” fue “descripto por obispos, desde Suiza hasta Pennsylvania como ´peligroso´, ´anormal´y como una grave amenaza para los jóvenes´”.
Carless escribió que “pasó dos décadas revoloteando de una diócesis a otra, siempre un paso por delante dela Iglesia y de las autoridades legales, antes de aterrizar en este rincón de América del Sur”. “Aquí -agregó- en la selva cercana de las Cataratas del Iguazú, consiguió una posición de poder”.
El historial difundido por la prensa del sacerdote del que hoy habla todo Paraguay reconoce el siguiente itinerario de denuncias:
- En la década de los '80, se registraron “comportamientos incorrectos” en Urrutigoity, por lo que el obispo Andrés Morello, a cargo del seminario de La Reja pidió su traslado.
- Fue trasladado al seminario de Winona, Minnesota, en EEUU, pero con la recomendación de que debía ser “monitoreado”, según lo que expresa una denuncia presentada a la Corte Distrital de Pennsylvania.
- En Minnessota fue acusado de acosar a un seminarista, por lo que lo expulsaron nuevamente.
- Luego lo admitieron en la Diócesis de Scranton (Pennsylvania), a pesar de saltaron otros varios casos de “extraña y anormal influencia en los seminaristas y sacerdotes”.
- En 1999 se ordenó a Urrutigoity cumplir funciones en una fraternidad de la Diócesis de Scranton y en la escuela de niños, la Academia de San Gregorio, donde conoció al estudiante John Doe, quien era menor de edad.
- En 2002, el distrito de Pennsylvania admitió la denuncia de John Doe y su familia contra los padres Eric Ensey y Carlos Urrutigoity, por asalto y agresión, así como imposición intencional de angustia emocional. “El padre Carlos Urrutigoity y el padre Eric Ensey cultivaron relaciones íntimas con estudiantes de San Gregorio, proveían de bebidas alcohólicas a menores de edad continua e insistentemente y dormían con ellos”, detalló la denuncia, según publicó ABC en Asunción.
- El último registro antes de Paraguay fue la Diócesis de Scranton (leer documento haciendo clic en la imagen), que pagó una suculenta indemnización a la víctima para finiquitar el juicio. De todos modos, Urrutigoity fue expulsado y enviado ala Diócesis de Ciudad del Este, donde fue recibido por el obispo Livieres Plano.
Sus declaraciones. Terminada la “visita apostólica”, Urrutigoity tomó el guante y pegó fuerte. Lo hizo en uno de los medios religiosos más importantes de habla hispana, Religión Digital, de España, dirigido por José Manuel Vidal. El propio director del medio le sacó declaraciones.
Allí, el cura argentino se defendió alegando que los cardenales que presuntamente fueron a investigarlo “no me llamaron a ninguna entrevista ni me pidieron ningún tipo de información. Al parecer, estaban concentrados en otras áreas. Sólo pude conversar unos minutos con el Cardenal Santos y Abril durante una de sus visitas. No me hizo preguntas ni me pidió ningún informe”, dijo.
Pero además, sostuvo que “si yo tuviera el problema de pedofilia que me atribuyen las campañas de prensa, evidentemente no debiera servir como sacerdote. No hay lugar para eso en el ministerio, ya que es un grave desorden y desequilibro psicológico y emocional -no sólo un pecado gravísimo”.
El entrevistador le consultó qué piensa de ese tipo de delitos y Urrutigoity respondió con el manual: “El abuso sexual no es sólo un pecado, sino un delito. Como tal, debe ser tratado por todas las instancias involucradas, incluidos los tribunales civiles, además de los dela Iglesia”.
Pero lo que ya está siendo leído en el despacho del papa Francisco como una provocación es el párrafo que le dedica a su compatriota, el pontífice, a quien dijo no conocer. Urrutigoity sostuvo, sobre los “nuevos aires” del papado del argentino, una frase que enla Basílicade San Pedro leen en tono de sorna: “En cuanto a los nuevos aires primaverales, también me parece que son sólo eso: aire en la prensa.La Iglesiase renueva en la santidad, en la humildad, en la oración y en el silencio. ¡Cuántas primaveras anunciadas y nunca llegadas! ¡Cuántos desiertos temidos, y después jardines florecidos!”.
El cura mendocino no se quedó allí. Tachado de conservador, él se defendió como “tradicionalista” y cuestionó el cariz que Jorge Bergoglio le está dando a la iglesia católica. Dijo al respecto que “me parece que vivimos en una Iglesia institucional demasiado preocupada por «el qué dirán», por la opinión del mundo. Y muy poco preocupada por la opinión de Dios y de la verdad que nos hace libres -libres, entre otras cosas, de la tiranía de los respetos humanos”.
En ese sentido, disparó contrala Teologíadela Liberación: “La Teologíadela Liberación, en este sentido, es algo fracasado y que ha producido una gran corrupción espiritual y una gran esterilidad enla Iglesia”.
Cruzado, levantó su bandera y se animó a definir cuáles son los lineamientos que debería seguir el papa Francisco: “Lo que nosotros necesitamos es una Iglesia de fe hacia arriba, y no de propaganda hacia fuera. Evangelización y conversión interior, sí. Propaganda, no. Lo que todos necesitamos esla Buena Nuevade la fe. No buenas noticias en una prensa complacida”.
El Vaticano esperaba el retorno del papa Francisco para tomar una decisión que pasará, necesariamente, por el despacho del propio pontífice.
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Publicado por Gaceta Mercantil
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